La alegría

foto niños jugando

Mon

15 de abril de 2021

Emociones básicas

La alegría. Es una de las emociones más deseadas. Es una emoción agradable que acontece algo positivo. Es fresca, brillante, provoca en nosotros lo mejor y nos hace ver el lado bueno de las cosas. Es una de las manifestaciones de la felicidad. Expresamos la alegría a través de la sonrisa, con nuestro lenguaje corporal relajado y con el tono de voz optimista.

La relación que establecemos con los demás es un pilar fundamental para nuestra alegría. Desarrollar la amabilidad, el respeto y la gratitud, nos hará sentirnos más alegres y felices.

La alegría suele ser fiel compañera en la primera infancia. Así que como padres/madres  o educadores/as, aportar a los niños y niñas una visión optimista de la vida, es proporcionarles una base sólida y será una gran ayuda para su buen desarrollo.

Potenciando alegría en los más pequeños

Si tienes niños/as  juega con ellos, pasea por el parque, cuéntales cuentos El tesoro de Madi, crea momentos para el diálogo y la comunicación. Potencia sus habilidades sociales y enseñándoles a practicar la gratitud, el respeto y la empatía. Proporciónales situaciones para que tomen decisiones y adquieran responsabilidad. Ganarán en confianza y potenciarás su autoestima e independencia.

Hábitos para aprender a estar más alegres

La alegría, al igual que el resto de las emociones, tiene efectos sobre la salud. Cuando una persona se siente feliz, el cerebro libera endorfinas, responsables de fortalecer nuestro organismo.

  • Practica el agradecimiento. Hoy la neurociencia lo confirma. La gratitud produce en nuestro organismo una hormona llamada dopamina que estimula la sensación de placer, y otra hormona llamada serotonina que produce relajación, aumenta los niveles de autoestima y ayuda a concentrarnos.
  • Ponle nombre a lo que sientes. Cuando estamos decepcionados o enfadados, ponerle nombre a lo que sentimos, no sólo ayuda a identificar la emoción sino que ayuda a reducir su impacto. Observar e identificar lo que sentimos ayuda a afrontar las situaciones más difíciles de una forma más positiva.
  • Toma decisiones, hacerlo reduce las preocupaciones y con ello, la ansiedad. La acción cambia la percepción, reduce el estrés y estimula la producción de dopamina.
  • Relaciónate. El contacto físico es muy importante. Nuestro cerebro lo sabe. El contacto físico, como abrazar, dar la mano, etc., estimula la producción de oxitocina y endorfinas, hormonas que nos conducen a sentir confianza, generosidad y amor. Gracias a estas hormonas establecemos lazos y nos sentimos felices.
  • Sé compasivo. Las buenas prácticas cambian la estructura cerebral. Hay investigaciones al respecto que confirman que practicar el agradecimiento y las buenas acciones afecta a la densidad de las neuronas de la corteza prefrontal. Estas investigaciones sugieren que una persona agradecida es más propensa a encontrar el lado bueno de la vida, ya que sólo el diez por ciento de la felicidad nos la brinda el mundo exterior. El modo en que nuestro cerebro percibe y procesa la información, es el que cuenta en realidad.
  • Sé alegre y optimista. El buen humor reduce el dolor, la ansiedad y aporta claridad mental.  A mayor claridad mental, mejores  niveles de satisfacción. ¡Y más motivos para agradecer! Y todo repercute en tu alegría. Y la alegría refuerza nuestro sistema inmunológico.

Técnica para potenciar la alegría

-Levántate con una sonrisa. Cada mañana, al mirarte al espejo, regálate una sonrisa. Sonríe al cruzarte con tu vecino/a. Responde siempre con una sonrisa.

En los momentos de bajón, vuelve a ver esa película divertida que te hizo tanto reír, o ese vídeo de chistes malos, o pon música alegre y baila descalza en tu salón, es buenísimo movilizar la energía.

Sal a pasear. La alegría también necesita espacios grandes para manifestarse. Contacta con la naturaleza. Observa a tu alrededor con la mirada inocente de un niño/a. Respira… imprégnate de los olores, de los colores, de los sonidos… Cierra los ojos y de nuevo respira profundamente…

¿Lo ves? Has sonreído… la alegría ya habita en ti.

¡Truco!

Cierra los ojos y visualiza un momento en el cual te sentiste alegre y feliz. Disfruta de esa agradable sensación, recréate en ella, carga tus pilas con esa energía positiva que desprende el rememorarlo.

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