Qué es la violencia de género

La violencia de género es una manifestación de discriminación, desigualdad y relación de poder de hombres sobre mujeres; ejercida sobre ellas por quienes son o han sido sus parejas o han estado ligados a ellas por relaciones afectivas, aún sin convivencia.

Esta violencia del agresor se dirige a la mujer por el mero hecho de serlo, por ser considerada inferior y sin derecho de libertad, respeto o capacidad de decisión.  

Se considera violencia de género cualquier acto de agresión que suponga un daño o sufrimiento físico, psicológico o sexual cometido por la pareja, ex pareja o relación afectiva análoga, aunque no haya habido convivencia. Fuera del marco de la relación de pareja no se entendería como violencia de género. 

La ley española de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género fue aprobada en 2004. 

Desde el 2014 son considerados víctimas de violencia de género los hijos e hijas menores de edad, de las mujeres que sufren este tipo de violencia. 

Qué es la violencia doméstica 

La violencia doméstica supone la comisión de un delito de malos tratos continuados contra las personas que integran la familia extensa. Consiste en toda acción u omisión por parte de alguno o varios miembros de la familia, que dé lugar a tensiones, vejaciones o diferentes formas de maltrato que se pueden dar en la vida real. 

Debemos diferenciar dentro de la violencia doméstica: violencia de pareja y violencia familiar. 

La violencia de pareja, es la ejercida dentro de la relación por la mujer contra el hombre o entre personas homosexuales. No es necesaria convivencia. 

La violencia familiar es la ejercida por los/as ascendentes, descendientes, hermanos/as o por afinidad familiar (familia política) pero debe existir convivencia. 

Qué no es violencia  de género en España 

Delitos como la prostitución forzosa, el acoso o el abuso sexual están recogidos y perseguidos en el Código Penal  pero no están considerados como un tipo de violencia de género de forma oficial. ¿Qué quiere decir esto? Que no conlleva los agravantes propios ni tampoco la protección especial que se contempla para las víctimas de violencia de género. 

Son muchas más las casuísticas que no se contemplan en la Ley española de Violencia de Género y que tendrían que ser incluidas para cumplir con el Convenio de Estambul ratificado en 2014. 

La educación social y la violencia de género 

Uno de los mayores problemas al que se enfrenta nuestra sociedad, es la violencia de género. 

Hace unos años se llevó a cabo un estudio  con personas de edades comprendidas entre los 15 y los 29 años, llamado “Percepción de la violencia de género en la adolescencia y juventud”, y los resultados fueron reveladores (abrumadores). 

Este estudio desprendía que el 96% de mujeres y el 92% de hombres están en contra de la violencia de género, pero no de todas las formas de violencia de género son rechazadas por igual. La violencia de control se reducía por debajo del 63% entre estos/as jóvenes. Lo que viene a decirnos estos datos, es que una de cada tres personas encuestadas consideraba aceptable el control que tiene lugar entre muchas parejas, es decir, ven “normal” que sus parejas les controlen con quién salen, qué ropa se ponen, sus tfnos móviles o si pueden trabajar o no. 

La violencia de control es tolerada entre las jóvenes.  

Por ello, 

Es necesario actuar desde la EDUCACIÓN. Trabajar la prevención de la violencia de género desde el ámbito educativo formal y no formal y, por supuesto, comenzar este trabajo a edades muy tempranas. 

Por qué es importante y urgente

Porque se reproducen estereotipos. 

La mayoría de los jóvenes y las jóvenes encuestados/as respondieron que las víctimas eran víctimas porque lo consentían;  o que los agresores eran extranjeros o tenían algún trastorno mental.

El papel del educador y la educadora social

Una de las mayores herramientas que tenemos en la actualidad para combatir la lacra social de la violencia de género es la educación social visualizada desde la perspectiva de la igualdad de género. 

La educación social es la clave para la prevención de la violencia de género, es esencial que los educadores y las educadoras sociales conozcan no solo los recursos multidisciplinares y las experiencias de intervención profesional, sino que es fundamental que tengan los conocimientos necesarios para actuar desde una perspectiva socioeducativa y sean capaces de desarrollar las habilidades y estrategias necesarias para intervenir con solvencia en situaciones de violencia de género. 

La violencia de género es un problema de nuestra sociedad, más bien, de la estructura que arrastra nuestra sociedad. 

La cultura, la educación, la religión, las leyes, han mantenido a la mujer en una situación de inferioridad desde siempre y ya es hora de erradicar este pensamiento, esta creencia, y sólo con EDUCACIÓN es posible. 

Ha llegado la hora de desmontar mitos y suprimir estereotipos. Hombres y mujeres somos iguales, seres humanos que hemos venido a esta vida para llegar a ser la mejor versión de nosotros y nosotras mismas y ser felices. 

“La igualdad es una necesidad vital del alma humana. La misma cantidad de respeto y de atención se debe a todo ser humano, porque el respeto no tiene grados”. Simone Weil

Si has sufrido o estás sufriendo malos tratos y alguna vez te has preguntado si se puede salir de ese infierno, la respuesta es sí, SÍ SE PUEDE.

Si quieres saber más sobre este tema, identificar las primeras señales, qué hacer si conoces a alguien en esta situación, etc., entra en la Página de la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género.

Pincha en el enlace: Por una sociedad libre de violencia de género. 

Y además, te traigo un testimonio. No te pierdas a Marina Marroquí. Educadora Social, experta en violencia de género. Si ahora no tienes tiempo para escucharlo entero, te animo a que lo hagas en cuanto puedas (como cuando te pones música y haces otras cosas) bien sea en casa, de camino al trabajo, etc. Escuchar en primera persona hablar de algo tan duro, nos llega muy profundo, nos remueve más y nos invita a la acción. Y además, nos llena de esperanza: SÍ SE PUEDE.