El helecho y el bambú

Portada Cuento El Helecho y el Bambú

Mon

15 de septiembre de 2021

Por si en este momento no te apetece leer…

“Déjame que te cuente, que hubo una vez…”

Un humilde carpintero que vivía feliz con su familia. 

Tenía todo lo que anhelaba: una mujer,  dos hijos, un trabajo que le gustaba… se sentía dichoso. Pero un día el negocio entró en una mala racha y el hombre comenzó a ganar menos dinero, y luego un poco menos, y así es como empezaron los problemas económicos, y luego éstos se trasladaron a la familia, hasta el punto que entró en una depresión. No era capaz de ver la salida. Lo intentó todo. Cambió la forma de su negocio. Cambio la forma de trabajar. Pero no había manera. Las cosas seguían sin funcionar.

Desesperado atravesó el bosque en busca de ayuda.

Le habían hablado de un anciano sabio que vivía al otro lado del bosque y decidió ir a pedirle consejo.

El anciano escuchaba atentamente las lamentaciones y problemas del humilde carpintero, mientras bebía un té caliente. Cuando terminó de hablar el carpintero el hombre sabio se levantó y pidió que le siguiera a la parte trasera de la casa.

Allí le mostró dos plantas que él mismo había plantado en medio de una explanada: un helecho y un bambú.

-Observa estas plantas –le dijo. El bambú ahora te parecerá muy alto y robusto. Pero hace años llegué a pensar que nunca vería la luz.

Verás…

Yo enterré unas semillas de helecho y bambú al mismo tiempo. Me gustan las dos plantas y quería tenerlas en mi jardín. El helecho en seguida se dejó ver, con sus preciosas y brillantes hojas verdes. Pero el bambú se negaba a asomar ni un poquito. Pasó un año y el helecho seguía creciendo y extendiéndose mientras que el bambú seguía sin nacer.

Y así estuve esperando, regándolo igual, otro año más, y otro… 

A los cinco años, al fin apareció el bambú. Entonces comenzó a crecer y a crecer con rapidez. De pronto alcanzó los 10 metros, luego 20… ¡y míralo ahora! ¡Es altísimo! Pero… ¿Sabes por qué tardó el bambú tanto en salir al exterior?

El confuso carpintero pensó un rato pero no pudo dar con la respuesta.

La verdad es que no se me ocurre nada -dijo.

El hombre sabio continuó:

– El bambú estuvo cinco años dedicándose a fortalecer su raíz, por eso tardó tanto en crecer.  Tanto el helecho como el bambú tienen un cometido diferente y ambos son necesarios en el bosque.

El carpintero le miró extrañado sin entender, e iba a interrumpir al sabio anciano en su explicación, cuando este, mirándole fijamente a los ojos con cariño y comprensión, le dijo:

-Nunca te arrepientas de nada en tu vida, porque los días buenos te darán felicidad pero los malos te darán experiencia. La felicidad te da tranquilidad, los intentos fallidos te fortalecen, las desgracias te hacen más humano, las caídas te mantienen humilde, y el éxito, te ofrecerá brillo.

Recuerda esto que te digo: si aún no has conseguido lo que buscas, no desesperes. Tal vez esté echando raíces.

“Y colorín, colorado, los cuentos… nunca son terminados”

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